
Invicto a lo largo de toda la competición, y dejando en el camino a rivales de mayor ranking, el joven jugador argentino derrotó en la final jugada el 23 de junio a Felipe Olivares, jugador chileno, campeón de la categoría hace dos años, subcampeón en la pasada edición y con dos mundiales de experiencia. A diferencia de lo que podría pensar Daniel Pasarella, para el tenis de mesa, la pelota sí dobla en la altura.
La final, como todo vibrante encuentro, fue de cinco sets, con parciales de 11-7, 11-5, 3-11, 2-11 y 11-5. Este festejo fue el primero para un argentino en un campeonato latinoamericano de menores. El plus, además, es que el jugador disputará un selectivo, en septiembre, clasificatorio para disputar el mundial.
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