El camino del arroz

Así como el dramaturgo Yuzo Yamamoto escribió en 1943 su obra Kome Hyappyo (Cien sacos de arroz), más de 60 años después un tenimesista hizo honor a su apellido y siguió por la senda triunfadora.
De Carlos Komesu se trata, sí, (“Kome”, de `arroz´, y “Su”, de `camino´), porque si aquella obra teatral tenía el objetivo transmitir el espíritu de los cien sacos de arroz a las nuevas generaciones, Carlitos –así lo llamaban-, busca sin descanso, día, mediodía, media tarde, tarde, noche, medianoche y madrugada revitalizar a este noble deporte.
“Sin educar a la gente y sin pensar en el futuro, no se podrán levantar ni desarrollar nunca las ciudades ni el país”, pensaba Torasaburo Kobayashi, Gran Concejal del dominio de Nagaoka (actual prefectura de Niigata), personaje que inspiró a Yamamoto. Es que en la obra, la cual plantea la dicotomía entre saciar el hambre o pensar en la educación, Kobayashi decidió vender seis toneladas de arroz para construir una escuela, muy a pesar de que su pueblo padecía de hambre.
“¡Disuélvase en el Tíber Roma y el extenso arco del bien dispuesto imperio caiga! Mi espacio es éste. Los reinos son arcilla; nuestra tierra embostada se nutre al hombre y la bestia. La nobleza en la vida es hacer esto: jugar y disputar los partidos como yo”, declaraba Carlos, mimetizado con el último gran Rey de España. Pero si aquel era V, este Carlitos es I.
“Estar siempre en el campo de batalla”, era una frase de la cual se enorgullecía Kobayashi, y la cual simplificaba el siguiente pensamiento: aunque no fuese tiempo de guerra, había que enfrentar cualquier dificultad y privación con el mismo espíritu que en el campo de batalla.
Aristócrata, héroe honrado por los chicos con el título de barón de Villa del Parque, Carlitos dice y repite: “No existe arte que pueda descubrir el alma en las líneas del rostro, y la verdad siempre triunfa sobre el engaño”, y todo lo acompaña con sus palabras de cabecera (pie para el chiste: ca-be-ce-ra): ¡¡Grande!! ¡¡Capo!!
Si Cien sacos de arroz llegó a tener un notable éxito a nivel nacional, adaptada al cine y editada en video, Carlitos, que se consagró en Florencio Varela (ya las teletipos de todo el país se están haciendo eco de su triunfo), posee la convicción de que será uno de los cuatro que participarán del selectivo al Mundial de China del 2008. Porque –y esto lo dijo sin dudar- “sortearé las vallas que se interpongan en mi camino, pediré a las estrellas que exalten sus brillos para que su luz ilumine mi senda, y todo para que se cumpla aquello que los ojos de todos se hincharán cuando llegue el momento”.