
En 1998, Ai Fukuhara tenía diez años y debutaba en un torneo nacional. Sin embargo, este miércoles, los cientos de espectadores que se reunieron en el Gimnasio Metropolitano de Tokio fueron testigos de la “proeza” de Hirano, quien ganó su partido de primera ronda, aunque luego cayó en su segundo juego.
“Me puso muy contenta que tanta gente haya venido para verme”, dijo la niña, cuyo sueño es ganar la medalla dorada en un Juego Olímpico.
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