La campeona de tenis de mesa que siempre perdía

El apellido Fukuhara está relacionado con el tenis de mesa. En el mundo entero conocen a Ai, la prodigio japonesa. Pero nosotros, en la Argentina, también tenemos a una campeona que se apellida Fukuhara, aunque de nombre Paula, a pesar de que la llamen Natchan. Ella, puede decirse, también es una prodigio: comenzó a jugar aproximadamente a los nueve, y luego, un par de años más tarde, fue campeona nacional infantil.
Paula Fukuhara siempre jugaba los torneos de tenis de mesa de la colectividad y perdía, "por la re diferencia", exagera ella. Se cambiaba de equipo y nada. Jugó para Taiyo, Zota, Capital, Nichia y Burzaco. Pero la "re diferencia" ahora no es la misma a la que ella se refería cuando perdía. Hoy es positiva; ahora gana. Y eso la llevó a ser campeona nacional (es la número uno entre las mujeres, y este 2007 se ha coronado campeona en el Grand Prix de Mendoza, y en el Chaco, en mayo pasado. A nivel metropolitano compite entr hombres, en Segunda División).
Paula hoy tiene 18. Comenzò a jugar "por jugar", luego pasó a River, bajo la supervisión del ex entrenador de la selección, Jorge Rimasa y de la multicampeona argentina y latinoamericana, Kim Hae Ja.
En una entrevista para La Plata Hochi (publicada en enero del 2002), Paula comentó: "Me retan todo el tiempo; me corrigen todo: los golpes, el estilo, cómo me paro en la mesa, que tengo que cambiar las piernas, que me calme y no me apure tanto...". Ella segura que juega de manera automática, "como una máquina", y agrega: "Si me sale, me sale".
Por ese entonces, con su paleta con gomas Tackiness, "con 10 de efecto y 10 de ataque", le gustaba "pegarle fuerte", salir "rápido al ataque". Hacer sus cinco saques, de drive y de revés, cortado o con efectos laterales.
En ese tiempo disputó un torneo nacional en el Cenard y ahí se coronó campeona por primera vez, al menos en una competencia de tal magnitud. Luego la preseleccionaron para que integrara el grupo de chicos que representa a la Argentina a nivel internacional. Luego, además, jugó un torneo sudamericano en Perú, aunque no logró clasificar su zona. "Jugué contra chicas de Brasil y Perú -contó-. Una brasileña me ganó más que fácil. Pero eso me motiva porque el nivel es buenísimo".
Los elogios hacia ella, que actualmente juega para Escuela Cangallo, son más que obvios. Su padre, Sergio, asegura que Paula "tiene condiciones para el deporte". Más profundo aún fue su ex entrenador, Jorge Rimasa. "Es una chica que tiene cualidades. Es muy rápida, con buena técnica, que es lo principal, y físicamente está muy bien. Tiene que seguir trabajando más porque es una muy buena jugadora".

En los genes

Cuando Paula era más chica, veía jugar a su padre, Sergio. Y algo le debe haber transmitido con sus genes. Junto a su primo, Roberto Livi Fukuhara, Juan Okita, Raúl Tokumon, Jorge Nakasone (Rosario), Luis Raba Tamanaha y otros, Sergio marcó una "época" en el tenis de mesa de la colectividad. Fue allá, a fines de los 70 y hasta mediados de los 80. Sergio jugó dos torneos intercoloniales en representación de la Argentina. Su mejor actuación la obtuvo en Brasil 84, donde, en dobles junto a Raba, fue tercero. Okita y Nakasone fueron segundos. A nivel nacional llegó a jugar en Segunda.